Cierro el 2010 sintiéndome extraordinariamente bien. El páncreas se está portando como si no le hubiera pasado un camión encima, me deja comer todo lo que me pide el cuerpo, incluyendo las cosas que por no engordar no comía antes. La pelvis la siento a ratos pero el saber que me puedo mover y caminar casi con normalidad y lo que pudo haber sido actúa como el mejor analgésico. Empiezo a tener una vida normal en Londres y como pueden ver en esta foto que me tomé hace un par de días en Paris, la vida me ha vuelto a la cara.
Les deseo un feliz 2011 con todo el amor y cariño de este mundo.